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EL ALOE

MANSFIELD, KATHERINE Traducción: Edo Moreno, Adrià
BARATARIA
10 / 2012
9788492979325
Castellano
Narrativa

Sinopsis

El áloe, se sitúa en Nueva Zelanda y dramatiza las disyuntivas de la vida colonial a través de la narración de la mudanza de la familia Burnell desde Wellington a un pueblo rural. Aunque la familia Burnell sólo se mueve a «seis millas» de la ciudad, el movimiento no es intrascendente, sino que provoca una ruptura con su anterior forma de vida. Bajo el barniz armonioso de la vida de los Burnell se mueven débiles corrientes internas de agresividad y desgracia. El espectro inquietante de una misteriosa planta de áloe y un pato sacrificado en su bien cuidado jardín sugieren que la familia oculta el origen de la brutalidad y la ignorancia hacia otra forma de vida que fue suprimida y negada, la de los maoríes, legítimos dueños de aquellas tierras colonizadas. La novela describe una situación parcialmente autobiográfica y el desasosiego de Mansfield por su pertenencia a la casta de los invasores. Una de sus primeras amantes fue, de hecho, la maorí Maata Mahupuku.Katherine Mansfield nace en 1888 en Wellington (Nueva Zelanda). A los dieciocho años emigra a Londres y estudia en el QueenÆs College. En abril de 1917 Virginia Woolf le pide un texto para su editorial y presenta Preludio, versión reducida de El áloe. En 1918 se casa con el crítico literario John Middleton Murry. Sus cuentos se caracterizan por un intenso estudio psicológico de los personajes. Entre sus escritos destacan En una pensión alemana (1911), Felicidad (1920) y Fiesta en el jardín (1922), considerada una de sus mejores obras. El nido de la paloma (1923), Algo infantil (1924) y El áloe (1930) fueron publicados póstumamente, como sus poemas, sus diarios y sus cartas. Murió en Fontainebleau en 1923.Nunca antes había visto algo así. Se enderezó y miró fijamente. Y entonces vio a su madre que venía por el camino con un clavel rojo en la mano. -Madre, ¿qué es? -preguntó Kezia. Linda elevó la vista hacia la grasa hin¡chazón de aquella planta de hojas crue¡les y tallo carnoso e imponente. La sobrepasaba con mucho con su calmoso aspecto aéreo, y sin embargo se sujetaba con tanta fuerza a la tierra que podría haber tenido garras en lugar de raíces. Las hojas curvas parecían ocultar algo y el gran tallo cortaba ciegamente el aire como si no hubiera viento que lo pudiera derribar. -Eso es un áloe, Kezia -dijo Linda. -¿Alguna vez tiene flores? -Sí, hija mía -dijo su madre, y sonrió a Kezia con los ojos entornadosû, una vez cada cien años.

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12,00