Durante toda su vida, Greil Marcus, uno de los mejores pensadores vivos de la cultura popular, ha escuchado a The Doors, la banda liderada por el carismático y oscuro Jim Morrison, que, en tan solo cinco años (1967-1971), grabó algunas de las mejores canciones de la historia del rock. Con su estilo radical e inconfundible, Marcus trasciende la atenta escucha de las canciones de la banda ùno solo las versiones de sus temas más conocidos, sino también las que interpretaron en directo, donde la banda solía reinventar su propio repertorioù y proyecta una de las miradas más inteligentes y brillantes sobre el legado cultural de la década de los 60. Además de los momentos decisivos de la historia de la banda, Greil Marcus convoca algunas manifestaciones artísticas clave y personalidades del imaginario colectivo norteamericano en un relato torrencial que, ante todo, rehúye el tópico de los 60 como la década de la paz, el amor fraternal y la liberación, detectando sus agujeros negros e instantes decisivos que la música de The Doors reveló mejor que nadie. ESCUCHANDO A THE DOORS es también una lección magistral de crítica de cultura popular y de cómo la literatura y el pensamiento pueden abordar la divulgación musical. Para ello, Marcus da rienda suelta a una prosa exuberante cuya finalidad no es reverenciar una música del pasado como objeto congelado en su tiempo, sino todo lo contrario: mostrar cómo algunas canciones y las ideas que estas vehiculan siguen vigentes y que, por ello, es preciso que las sigamos reivindicando y escuchando.«Nadie lee una canción como Greil Marcus, cuya prosa es tan apasionada y omnívora como la música que ama. En este libro viaja de la mano de Thomas Pynchon, el Pop Art y Charles Manson para traer de vuelta a la maldita e inquietante vida a unos caóticos y majestuosos The Doors obsesionados con la muerte.» SALMAN RUSHDIE «Nadie piensa ni escribe como Greil Marcus. Tiene un talento excepcional para poner en palabras el lenguaje onírico auditivo de la música, para hacerte æescucharÆ las canciones que pensabas que conocías como si fuera la primera vez. No solo escuchar, sino, como él dice, æsentirla en la pielÆ mucho después de que la canción haya terminado. Porque æla historia que está contando sigue adelanteÆ.» MARY GAITSKILLLa obra de Greil Marcus (San Francisco, 1945) es quizá la mayor reivindicación de la cultura popular jamás escrita. Sus escritos sobre el rock ùtema que le sirve a Marcus de trampolín para pensarlo y ponerlo en relación con la política, la estética, la filosofía o la historiaù se encuentran entre los más influyentes y brillantes de la literatura ensayística. Su primera obra, «Mystery Train: Images of America in Rock 'n' Roll Music» (1975) es un ensayo sobre las raíces del rock, de sus más ilustres autores, y sobre cómo estos se han erigido en los grandes cronistas de su tiempo. El monumental «Rastros de carmín. Una historia secreta del siglo XX» (Anagrama, 1993) traza un recorrido por la cultura Occidental más heterodoxa y radical, estableciendo puentes entre los heréticos medievales, el Dadaísmo, el Situacionismo francés o el punk británico. Ha dedicado ensayos a Elvis Presley («Dead Elvis. A Chronicle of a Cultural Obsession», 1991), Bob Dylan («The Old, Weird America. The World of Bob DylanÆs Basement Tapes», 1997; «Like a Rolling Stone: Bob Dylan en la encrucijada», Global Rhythm, 2010), Van Morrison («When That Rough God Goes Riding: Listening to Van Morrison», 2010) o, en su último libro, a The Doors. Es, además el autor del tema rock «I CanÆt Get No Nookie», que fue grabado por The Masked Marauders en 1969 y que durante una semana ocupó la posición nº 123 del Billboard, momento en el que fue atacado por la Comisión Federal de Comunicaciones, que lo tildó de «obscenidad en el aire». También formó parte de la banda formada íntegramente por críticos y escritores, Rock Bottom Remainders, junto a Stephen King o Matt Groening, y escribe habitualmente para diversas publicaciones, actividad que combina con el comisariado de exposiciones y la docencia. Vive actualmente en Berkeley, California, con su mujer, Jenny.